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El empaque flexible mitiga significativamente el impacto ambiental. Mientras que el empaque rígido aumenta el impacto ambiental porque su estructura requiere varias capas, el empaque flexible utiliza únicamente la cantidad de material necesaria para mantener el producto protegido. Esto implica una reducción en la cantidad de plástico, película u otros materiales producidos. Por ejemplo, una bolsa flexible para snacks usa mucho menos material que un recipiente plástico rígido de la misma capacidad. A medida que disminuye la cantidad de material producido, también disminuye la energía consumida durante todo el proceso de fabricación, ya que se requiere menos procesamiento, fusión y moldeo del material. La industria manufacturera adoptará este avance, ya que la protección ambiental se está convirtiendo en una preocupación cada vez más urgente.
El empaque flexible ayuda a reducir las emisiones del transporte debido a su diseño ligero. Al enviar artículos, cada gramo cuenta. El empaque flexible pesa mucho menos que sus alternativas rígidas. Esto significa que más artículos pueden caber en un solo camión, contenedor o paleta. Reduce la cantidad de viajes que debe realizar el camión para transportar los artículos desde las fábricas hasta almacenes o tiendas. Cuando hay menos viajes, los camiones consumen menos combustible, lo que disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto es aún más significativo para empresas que envían artículos a otros países, ya que una carga más ligera implica menos combustible utilizado en aviones y barcos. Estas pequeñas reducciones de peso generan ahorros significativos en emisiones con el tiempo.
El embalaje flexible cumple su función de manera eficiente y puede mantener los desechos fuera de los vertederos. Hoy en día, existen muchas soluciones de embalaje flexible que pueden utilizarse y que están fabricadas con materiales reciclables. Una vez usados, se reciclan fácilmente y pueden transformarse nuevamente en envases u otros productos. Algunos materiales para embalajes flexibles también cumplen con las normas internacionales de contenido reciclado, lo que significa que parte de los materiales reciclados utilizados provienen de residuos postconsumo. En el caso del embalaje flexible que termina en compost, el empaque se vuelve compostable y se descompone en suelo en lugar de permanecer como residuo. Opciones como estas se alinean con las iniciativas mundiales para combatir la contaminación por plásticos, ya que regresan al ciclo de producción o a la naturaleza de forma inofensiva. Por esta razón, el embalaje no se considera un producto temporal, porque es efectivo en la gestión sostenible de residuos.
El empaque flexible es capaz de prolongar la vida útil de un producto, lo que ayuda a reducir el desperdicio. Las bolsas flexibles para frutas secas, alimentos congelados o bocadillos mantienen estos productos frescos durante más tiempo. El empaque flexible también ayuda a mantener los alimentos frescos por más tiempo. Tirar comida es un enorme desperdicio de recursos. Cuando los alimentos se desechan y se dejan pudrir en vertederos, liberan gases tóxicos de efecto invernadero. Los alimentos que se mantienen frescos por más tiempo mediante envases flexibles reducen la cantidad que se tira a la basura y ayudan a conservar los recursos utilizados para cultivarlos y procesarlos. El empaque flexible para alimentos ayuda a mantenerlos frescos por más tiempo y también reduce el desperdicio de plástico utilizado en el envasado de alimentos.